Conocidos como "Madre alacrán", "araña camello", "mata venados", entre otros nombres comunes; los solífugos o solpúgidos se han ganado una mala reputación. Sin embargo, aunque son unos artrópodos voraces (llegando incluso al canibalismo), no cuentan con glándulas venenosas de ningún tipo, por lo que sólo representan un peligro para sus presas, principalmente insectos y otros arácnidos.
A medida que despedazan la presa con sus visibles quelíceros, la rocían con jugos digestivos, lo que facilita la posterior succión de los restos en una forma fluida; asemejándose a la manera en que otros arácnidos se alimentan, como los escorpiones.
El tamaño total del adulto varía entre 1,5 y 7 cm, según las especies. La longevidad es limitada, un año, probablemente como consecuencia de una elevada tasa metabólica. El crecimiento se produce a través de nueve instares (etapas entre mudas). Todo el cuerpo, también los apéndices, está cubierto de pelos largos, rígidos y erectos, de función sensorial. Los más largos se insertan sobre los pedipalpos, y les sirven para sentir el ambiente. De acuerdo con el modelo más común en los arácnidos, el cuerpo está dividido en dos regiones, un prosoma (o cefalotórax), y un opistosoma (abdomen). En el prosoma se articulan los apéndices, entre los que destacan los grandes quelíceros; el opistosoma, a diferencias de las arañas, está segmentado y carece de hileras. Pero no debe olvidarse que a pesar de su aspecto similar al de las arañas esta criatura no es una araña, ya que no posee ciertas características de ellas como la capacidad de tejer tela de araña o colmillos venenosos.